Trabaja y Rreloxo
Asignación de tiempos y actividades diarias según una crónica ilustrada del Perú colonial.
Con motivo de la celebración del cuarto centenario de la muerte del Inca Garcilaso y gracias al aviso de nuestro colega el profesor Jesús Marín García, durante el mes de abril de 2016 hemos podido contemplar en el Palacio de la Merced de Córdoba(1), la muestra “Camina el autor” que recoge la principal obra del cronista peruano Felipe Guamán Poma de Ayala(2), “Nueva corónica y buen gobierno”.
Con esta obra, fechada en 1615, mediante textos y dibujos quiso dar testimonio del conocimiento existente en la época sobre la historia y cultura andinas –desde sus comienzos hasta el reinado incaico- y sobre la crisis andina consecuencia de la colonización, y que fue realizada con el fin de informar al rey Felipe III de los problemas que afrontaban «los naturales» y éste atendiera sus necesidades(3).
El texto manuscrito autógrafo por el principal cronista indígena del Perú ya se encontraba en los fondos de la Biblioteca Real de Dinamarca de Copenhage antes del primer censo realizado en 1785, aunque se presentó a la comunidad científica de manera oficial en el año 1908. Actualmente se encuentra digitalizado y puesto a disposición del público para su consulta(4), que hemos realizado y de la que hemos extraído imágenes y diversa información que en se recoge en el presente documento.
En este documento gráfico, el primero de la historia de los Andes del Perú compuesto por 1.189 páginas y 398 ilustraciones, se muestra el orden existente en la época, en trance de desaparición, y que vendría a ser absorbido por el ya entonces decadente régimen imperial español que vendría a reemplazarlo.
La obra manuscrita en formato de cuartos, de unas dimensiones de 14,5 x 20,5 cms. se divide en 39 capítulos dedicándose el 30 –páginas 834 a 922- a “Los Indios del Reino, y a las obligaciones que han de guardarse”, encontrándose en las páginas 867 y 868 distintas referencias a la distribución del tiempo del trabajo y ocio, en la primera de manera escrita, y en la segunda página, además, ilustrada, que son las que originan el presente estudio.
PAGINA 867: Relojo que han de tener los indios.
En la página 867 aparece un dibujo, que hace el número 320 de la obra, que viene a ilustrar el texto anterior y a insistir en la obligación de todos los indios de tener un reloj para ordenar sus vidas cotidianas de trabajo y oración. La página ilustrada consta de los siguientes elementos gráficos:
- En la parte central y sobre un campo de fondo, aparece una columna que sostiene un reloj de sol vertical de forma semicircular con veneras para las 13 horas centrales diurnas y con numerales arábigos dispuestos como si se tratara de un reloj para el hemisferio norte, de Oeste a Este, o de izquierda a derecha de la imagen.
- En la parte superior izquierda un dibujo de un sol antropomorfo que dirige la mirada al cuadrante.
- Esta representación solar aparece en otras 33 láminas presentando gran similitud en su trazado: disco central con cara masculina humana del que, en la mayoría de los elementos icónicos, emergen 16 rayos puntiagudos, 8 rectos y 8 triplemente curvados, entre los que generalmente se trazan más líneas a modo de rayos y que de esta forma completan el disco solar.
- Finalmente, a la derecha de la lámina, se ha dibujado un monje tañendo una campana y señalando con su dedo índice el cuadrante solar.
A continuación se muestra la lámina completa:
Además de estos elementos gráficos, en esta página figuran diversos textos escritos en castellano y en quechua situados en la cabecera, bajo el cuadrante, sobre el monje, y al pie de la columna, y en los que se lee respectivamente:
- En la cabecera: IN[DI]OS. RELOJO Q[VE] AN DE TENER I[NDI]OS
- Bajo el cuadrante: A de tener en todo el rreyno ora.
- Sobre el monje: Doze ora, la una, descanse.
- Al pie de la columna: Micuy pacha suc ora. | Suc yanocuy. | Samacuy, churi. | 7 oramanta ciruinqui 5 ora. | 12 oramanta 1 ora samanqui. | 5 ora chici cama siruinqui, que se traduce como: La hora de comer, una hora. | Una hora para cocinar. | Descansa, hijo. | Desde las siete de la mañana, servirás por cinco horas. | Desde las doce, descansarás por una hora. | Desde las cinco hasta la noche, servirás.
PÁGINA 868: Obligación de rreloxos para los yndios
En la siguiente página se menciona la necesidad de colocar “rreloxos” aunque sea de madera, por su bajo coste, además de capillas y oratorios, en todos los lugares de estancia o trabajo donde moren los indios:
“Que los yndios en este rreyno en sus pueblos en grande, en chico, aunque sea estancia de ganados o sementera, en las dichas minas, engenios, obrage, trapiches, chacaras y güertas o estancia de los yndios de cada pueblo tengan su capilla, oratorio y su rreloxo allí de tabla que es de poca costa.”
Y junto a cada “rreloxo”, ha de colocarse una campana:
“A de ser desta manera: Que es muy nesesario con su canpana, el primero para adorar a Dios que es el Criador. Y ací se a de seruirse, uiendo la ora y a la Uirgen María y a sus santos y santas, ángeles y por la ora se a de seruirse a su Magestad.”.
El texto continúa organizando las labores diarias a desarrollar por los indios, para los que establece un máximo de 8 horas diarias de trabajo(5):
“A la buena cuenta un trauajante en minas o en otras ocupaciones o los oficiales o maystros de escuela de todas las obligaciones y seruicios, plasas y seruicios de yndios, minga(6) tienen obligación cada el día, ocho horas; aunque sea poca o cara, paga. Esto es la tarea de los cirues deste rreyno y de todo el mundo, acimismo las yndias mugeres.”
Y entre las ocupaciones diarias, hace una clara distribución en lo que respecta a la actividad laboral y al descanso:
- Levantarse a las siete de la mañana: “Se leuanten a las ciete horas”
- A continuación, almuerzo y trabajo durante cinco horas, hasta la una, y por tanto desde las ocho horas; “y almoysen y entren a trauajar a los cinco horas.”, incluyendo el momento del ángelus al mediodía: “A las doze dalle alauansas a la Santícima Trinidad”.
- A la una, descanso de una hora para la comida; “descansen la una hora y coman todo el mundo”.
- Incorporación al trabajo desde las dos de la tarde, durante tres horas “A los dos comiensen a trauajar y trauage hasta las cinco oras del nocheser”
- Para finalizar la jornada laboral a las seis de la tarde: “Y a las seys se uayan a sus casas”.
- Y asignando al sueño “desde medianoche hasta maneser”
De la misma forma que hace con las instrucciones diarias, da normas precisas sobre otras obligaciones religiosas de carácter semanal:
Y por este rreloxo entrarán los padres de las dotrinas a decir sus misas los domingos y fiestas a las doze del día; los días de miércoles y biernes a de entrar a las seys del [a]maneser por amor de de [sic] las sementeras.”
Apercibiendo a quien no las cumpliere de un posible castigo:
Y por este rreloxo entrarán los padres de las dotrinas a decir sus misas los domingos y fiestas a las doze del día; los días de miércoles y biernes a de entrar a las seys del [a]maneser por amor de de [sic] las seme“Y se pasare destas oras, sean castigados por todas las justicias y los becitadores; le pene y le castigue al padre cien pesos ensayados en todo el rreyno por ser seruicio de Dios y de su Magestadnteras.”
Conclusión
Como hemos anticipado en el dibujo del cuadrante llama la atención la disposición de las líneas horarias en su trazado, pretendidamente equidistantes. Teniendo en cuenta que Felipe Guamán informó al rey Felipe III de la terminación de su obra en 1615 desde Santiago de Chipao, en la región peruana de Lucanas, situada en el entorno de los 13º de latitud sur, el trazado de las líneas horarias presentaría muy poca diferencia con los ángulos trazados en el dibujo. Esta diferencia, inapreciable en el dibujo, además carece de importancia dado que no estamos ante un tratado de gnomónica sino ante una simple, aunque completa, crónica histórica de determinados hechos.
Lo que carece de toda congruencia es la disposición de los numerales, dado que al corresponder teóricamente el trazado a un reloj que iría situado en el hemisferio sur y que además ha sido dibujado por un cronista indígena, no se comprende que hayan sido dispuestos como si de un reloj trazado para el hemisferio norte se tratara. Lo que nos ha llevado a la conclusión de que, aunque en la ilustración el “rreloxo” es presentado como vertical, apoyado en una peana, pudiéramos estar ante un ecuatorial(7) que, ahora sí, presentaría similar disposición horaria que el que el autor nos muestra en la página 867 del manuscrito. Es más, el uso de un cuadrante vertical en Lucanas(8), quedaría muy limitado ya que el Sol desde el 17 de mayo, hasta el 25 de julio aproximadamente, recorrería el arco diurno en un punto situado más meridional al plano vertical, por lo que no daría la hora sobre la superficie septentrional de lectura.
En cualquier caso esta disposición dextrógira en los numerales ha sido objeto de polémica y controversia al entender algunos historiadores(9) que esa era la forma en que los antepasados andinos –tiwanacotas, incas y otras culturas- tradicionalmente usaron los relojes solares. Es más, esta disposición, ha servido para introducirse en el ámbito político al cuestionar el sentido mismo de las agujas de los relojes mecánicos, reivindicando políticamente su sentido levógiro en el hemisferio sur(10), existiendo incluso un “reloj del sur” en la Plaza Murillo de La Paz (Bolivia) en el frontis del edificio de la Asamblea legislativa.
Más allá de las argumentaciones políticas, legítimas y respetables, entendemos que en un reloj de sol no es posible manipular el sentido de los numerales, como sí pudiera ocurrir en los mecánicos, dado que el Sol, en ambos hemisferios, siempre sale más o menos por el Este (salvo en los equinoccios que sale justo por el Este) y se pone más o menos por el Oeste (salvo en los equinocios que se oculta justo por el Oeste). La razón por la que en los relojes solares verticales la disposición de los numerales es levógira en el norte y dextrógira en el sur es debido a que en los primeros el reloj está orientado al Sur, y en los segundos al Norte, y eso es inmodificable por la acción humana.
Por ello entendemos que el trazado que presenta el reloj de Guamán puede obedecer a un intento de presentar el reloj de sol tal y como debería corresponder al lugar al que debía ser presentado el texto escrito, ante el rey Felipe III en la corte española y no a un error en la disposición de los numerales. Asimismo queda abierta la posibilidad de que estemos ante el trazado de un reloj ecuatorial, similar al que hoy en día puede verse en numerosos sitios de América del Sur, entre otros frente a la entrada del Museo de la ciudad de Trevelín, situada en la región central andina patagónica argentina.
En todo caso, tal inexactitud respecto a la disposición horaria queda justificada por la parca aunque completa descripción sobre la distribución de las tareas a realizar por los “yndios” a lo largo del día, tareas que han de verse acompañadas y organizadas desde un reloj solar y que resumidamente se presentan en las dos palabras y su nexo, que se encuentran situadas en la parte exterior del recuadro que contiene la ilustración y que son origen del título del presente documento, TRABAJA Y RRELOJO, un mandato taxativo, un apremiante discurso que sentencia al oprimido a someterse a la obligación impuesta bajo el dictado del tiempo y del poder político.
Existe un tiempo para servir, pero también para cocinar y comer e incluso para descansar. La obligación y el orden impera, todo ello supeditado al recorrido diario del Sol en el firmamento que mediante su reflejo en un reloj, es como se organizaba la vida diaria de los indígenas y también del resto de los miembros de la sociedad colonial.
Esteban Martínez
Enero de 2017
(1) Actual sede de la Diputación Provincial de Córdoba, donde en uno de sus patios se encuentra el reloj de sol vertical declinante de gran tamaño, obra del arquitecto Rafael de la Hoz.
(2) Puede consultarse la biografía de Felipe Guamán Poma de Ayala en wikipedia.
(3) Ver Guaman Poma y su crónica ilustrada del Perú colonial: un siglo de investigaciones hacia una nueva era de lectura de la Dra. Rolena Adorno, Profesora de Literatura Latinoamericana en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Yale, New Haven, Connecticut, EEUU.
(4) Puede consultarse el documento completo en el sitio “Guaman Poma”, de la Biblioteca Real de Dinamarca.
(5) Anticipándose en más de dos siglos y medio al primer fruto de la guerra civil norteamericana: la lucha por la jornada laboral de ocho horas, conforme al Congreso General del Trabajo, de Baltimore, celebrado en 1866, comentado por Karl Marx, en el Capítulo VIII de El Capital.
(6) Prestación colectiva de trabajo a una autoridad
(7) Esta nueva posibilidad, no advertida por la disposición vertical que presenta en “rreloxo” en la ilustración, nos ha sido advertida por nuestro colega Antonio J.Cañones y que recogemos y ampliamos.
(8) Donde Guamán Poma trabajó como asistente de inspector eclesíástico a finales de 1560, según se señala en Guaman Poma y su crónica ilustrada del Perú colonial: un siglo de investigaciones hacia una nueva era de lectura, de la Dra. Rolena Adorno, Profesora de Literatura Latinoamericana en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Yale, New Haven, Connecticut, EEUU. Visto en: http://www2.kb.dk/elib/mss/poma/presentation/index.htm
(9) Como Carmelo Corzón, quien afirma que “Con este dibujo nos muestra la ciencia de medir el tiempo de nuestros antepasados: tiwanacotas, incas y otras culturas de los Andes que ya usaron el reloj solar que marca a la izquierda”.
(10) Llegándose incluso a afirmar por parte del Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, David Choquehuanca, que “la decisión de que las manecillas del reloj vayan en sentido contrario es parte de la recuperación de la identidad de los pueblos del hemisferio Sur.”.
Este artículo ha sido reproducido y distribuido como Hoja Informativa nº 2, en el equinoccio de primavera de 2017, dentro del foro del Grupo Gnomónico Carpe Diem, al que te invitamos a unirte.
Este artículo ha sido traducido al catalán y publicado en el nº 87 de verano de 2017 de la revista La Busca de Paper.