Cañada Rosal – Cortijo San Ignacio del Alamillo
Apoyado en el extremo de un caballete de uno de los edificios que conforman el cortijo San Ignacio del Alamillo, situado en el municipio sevillano de Cañada Rosal se localiza un reloj de sol tallado sobre losa de barro de aspecto similar a los realizados en la misma época –finales del XVIII- y en otras localidades del conocido como Camino Real de Andalucía.
Sólo figuran trazadas las líneas de las horas enteras señaladas mediante números arábigos. A su pie se ha grabado el año de su realización 1790, en los años posteriores a la fecha de la implantación de las nuevas poblaciones, 1768, y de probable creación del cortijo en el que se encuentra.
Este cuadrante presenta un buen trazado sobre losa de barro cuadrada de 37 cm de lado, con una ejecución sobria y de utilidad para el uso que se le debió dar en su momento: asignación y control de faenas agrícolas y señalamiento del mediodía fundamentalmente.
No obstante actualmente no ofrece correctamente la hora solar verdadera debido a que la varilla metálica que conserva. además de no apuntar al polo, no parte del centro del reloj, punto en el que convergen todas las líneas horarias, sino que lo hace desde una posición algo más elevada. .
Éste es un reloj más que se une a la lista de los conservados que fueron realizados tras la creación de las Nuevas Poblaciones en La Luisiana, de Sevilla, y Guarromán y Aldeaquemada, de Jaén.
Puedes obtener más información sobre el cuadrante doble de La Luisiana en nuestra anterior entrada Dos cuadrantes solares de la época de las Nuevas Poblaciones.
El Cortijo San Ignacio del Alamillo se encuentra situado al oeste de la población sevillana de Cañada Rosal, municipio independiente desde 1986 de su matriz La Luisiana, una de las Nuevas Poblaciones creadas por decisión de Carlos III en 1768.
Este tipo de edificación rural, heredera de las antiguas alquerías musulmanas, estaba especialmente dedicada al cultivo de cereales y de olivar además de su uso ganadero, a diferencia de las haciendas dedicada fundamentalmente a la explotación agrícola a gran escala, especialmente al olivar y a la producción de aceite de oliva. Este cortijo mantiene su uso agrícola a diferencia de otras edificaciones rurales que se han transformado para usos residenciales y de ocio.
Agradecemos a José Antonio Martín Cano y a José Guerra Herrera las facilidades para poder acceder al cortijo lo que nos ha permitido ver y analizar este reloj solar de 1790