El síndrome de Monqua
Una mañana desperté de un sueño, angustiado porque aunque hoy en día es posible conocer la hora con exactitud atómica sencillamente mirando el móvil, el smartwatch, el ordenador, el televisor o cualquier otro artefacto de complicada factura, nuestros ancestros calculaban el paso del tiempo observando la sombra de una varilla en una superficie graduada construida por ellos mismos. ¿Cómo podía ser eso posible?
Para resolver la duda, con los ahorros conseguidos tras un tiempo dedicado a la enseñanza y durante el año sabático que decidí concederme, inicialmente realicé una especie de viaje interior documentándome sobre la antigua ciencia que relacionaba el universo y las sombras acudiendo a bibliotecas y consultando en las redes. Sustantivos como gnómones, limbos, lemniscatas, solsticios, equinoccios, eclíptica, ángulos horarios y ecuación del tiempo o nombres propios como Anaximandro de Mileto, Vitrubio, Butterfield y Foster-Lambert fueron vocablos que poco a poco inundaron mis sentidos.
Comienza el periplo
En una segunda fase y siendo conocedor de los numerosos cuadrantes solares existentes en mi ciudad natal, decidí viajar a remotas tierras con el objetivo de descubrir piezas gnomónicas abandonadas o descuidadas, desconocidas u olvidadas para, de esta forma, documentarlas y ponerlas en valor.
Mi largamente anhelada despreocupación de las habituales cargas de trabajo durante mi periodo de docencia, era compensada por mi interés en localizar cuadrantes solares por todo el orbe y, como marino sin brújula, viajé a tierras lejanas sin orden ni concierto, pero sin pausa.
Primeros dibujos
Pero de tanto estudio, que ahora compruebo obsesivo, había reducido el enfoque de mis sentidos (especialmente la vista cuyos órganos me llegaron a sobresalir de sus órbitas) sólo a intentar descubrir varillas, palillos, líneas rectas o curvas y sombras que aparentemente pudieran reflejar en una superficie el universo y los movimientos cósmicos y, con ellos, el paso del tiempo. Y ¡vaya si los encontré! Cada una de las piezas localizadas la dibujé a plumilla en mi bloc de viaje incluyendo al dorso de cada ilustración algunas anotaciones específicas sobre su ubicación o características.
Pero me da la impresión que mis bocetos realizados en diversos países -Portugal, Alemania, Madrid, Egipto, Cataluña, Inglaterra, Andalucía, Cuba- aunque tratan de reflejar relojes solares observados… puede que en realidad no lo sean. ¿Sabrías tú confirmarme si lo son y a qué país o región geográfica corresponde cada ilustración?
Quizás esta metáfora, en la que la absurda reducción del disfrute de la vida al profundo estudio de una materia concreta y a la localización de líneas y mediciones, que ha conformado una mente centrada casi en exclusiva en la temática que me ha mantenido absorto en mi periplo, es posible que me haya ayudado a superar mi duda y angustia iniciales, pero de lo que no estoy seguro es que tanto conocimiento me haya transformado en un experto gnomonista, ni tanto viaje me haya servido para descubrir piezas olvidadas.
Crónica de mi experiencia
A través de estas líneas quiero dejar constancia de mi experiencia con el fin de evitar, en lo posible, que otros aficionados y estudiosos de la gnomónica que pudieran encontrarse en la fase inicial de tan peligroso síndrome, avancen inexorablemente hacia el abismo en el que durante un tiempo me situé y repitan los mismos errores que cometí yo.
Si alguna vez encuentras en Roma, París, Madrid, o quién sabe dónde, a alguien con los ojos saltones en busca de líneas rectas o hiperbólicas, sombras, superficies planas y curvas, cámara en ristre, portando diversos tipos de cuadrantes solares, reglas, brújulas, esferas armilares a modo de mochila y una maleta llena de mapas de viaje y apuntes e ilustraciones de relojes de sol, adviértele que es posible que esté afectado por este síndrome que quizás ha comenzado a expandirse por todo el mundo como un virus letal ¡¡y aún no hay vacuna!!
Antogno Monqua Dranti
Mayo de 2024
El texto que se reproduce mas arriba ha sido elaborado por Antogno Monqua Dranti, profesor en excedencia y asiduo visitante de este sitio y ha sido presentado al Concurso 2024 de la revista Cadrans Solaires pour Tous (Relojes de sol para todos), habiendo recibido la felicitación especial del jurado en deliberación realizada durante el mes de noviembre de 2024.
El artículo fue escrito durante su estancia en una clínica especializada donde estuvo siendo tratado del Síndrome de Monqua. Actualmente goza de plena salud física aunque sigue sin entender por qué lo obligan a llevar puesta una camisa de fuerza.
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